Collage Literario #25: La isla de los muertos
Hablamos del Islario fantástico argentino y de Materiales para una pesadilla de Juan Mattio.
A fines del año pasado me compré un libro que me tiene fascinada: Diccionario sobre las islas reales e imaginarias del territorio argentino, o Islario fantástico argentino. Llegué a él gracias a Gabriela Larralde, autora de La pez, que nos contó en una entrevista que ella había conocido las Islas de Apipé, islas en las que situó su novela, gracias a esta belleza de Ediciones Winograd. Con la premisa de que las islas que menciona figuran en el mapa, pero que “lo que acontece en ellas cabalga entre verdad y falsía, entre el testimonio y la buena fe", nos presenta a partir de varias entradas lugares muy diversos entre sí: “Un pequeño bestiario de amor deltaico”, donde habla de diferentes animales que viven en las profundidades o en los alrededores del agua y sus representaciones y mitos a lo largo de los siglos; o un pequeño recorrido por la historia de la Ciudad Deportiva de Boca, o conocemos Argirópolis, que era el sueño insular de Sarmiento. La propuesta del libro me atrapó completamente, y cuando supe que una de las directoras editoriales es Paula Pico Estrada, hija de Sara Gallardo, autora sobre la que estoy obsesionada, confirmé que tenía que comprármelo.
El libro es para tenerlo en la mesa de luz e ir leyendo las entradas de a poco. Unos días antes de irme a Mar del Plata, me encontré con una entrada escrita por Salvador Gargiulo titulada “Archipiélago Marplatense de los Muertos”. El texto tiene apenas tres páginas que condensan mucha belleza. El relato comienza en 1976 y nos presenta a Lilí y al narrador, su sobrino. Ambos están sentados en la bajada de La Perla y Lilí le habla de una isla con castillos que ve a lo lejos, isla que el sobrino no ve, pero ella le explica que es la isla de los muertos. Cuando el narrador le pregunta de cuáles muertos, Lilí responde que es de todos los muertos, pero que en esa, esa isla en particular que ella señala y que él no puede ver, viven sus muertos: su padre, su abuelo, su bisabuelo y que ella misma irá a ese castillo. El narrador no logra verlas, pero sí encuentra en un museo una reproducción de Böcklin: La isla de los muertos. Lilí, al ver la imagen que el sobrino le muestra para saber si eso es lo que ella veía, le responde: “Algo así. Cada familia tiene la suya, ya te dije”; y le advierte que ya la verá cuando esté cerca de la muerte.
Mi tía no era Lili sino Lilí. Algo así como un nombre conjugado en préterito imperfecto. Lilí Gargiulo. Son notables las diferencias que hace una tilde. Lili acontece en presente. Lilí ya ocurrió. Lili es mesura, equilibrio. Lilí huye, derrapa. Lili se estanca. Lilí se fuga.
El relato de Salvador Gargiulo sigue un poco más, pero yo quiero frenar en esa imagen de La isla de los muertos o Die Toteninsel, en alemán. Cuando apareció en el relato, me llevó inmediatamente a Materiales para una pesadilla de Juan Mattio, novela que hace poquito reeditó Caja Negra. Juan Mattio nació en 1983, año en el que nuestro país recuperó la democracia, y la pregunta por la memoria y las cicatrices que dejó la violencia que vivió nuestro país, y que seguramente atravesó su infancia, toman cuerpo en la novela.
Sintetizar el argumento de la novela me resulta imposible; todo lo que diga es una aproximación inexacta porque hay un entramado de historias y de materiales (grabaciones, fragmentos de investigaciones, testimonios y anotaciones) que, según el propio autor, en su mayoría son “verídicos, reales, como queramos llamarlos”. De esta manera, Mattio construye una novela que pone en escena su condición de artefacto narrativo. Lo que sí podemos señalar sin ninguna duda es que la novela juega con el ciberpunk, un subgénero de la ciencia ficción en la que la tecnología avanza a la vez que la crisis social —y humana podríamos decir— se profundiza.
Una de las tramas de la novela es sobre la búsqueda de Miguel Jemand, un escritor desaparecido que contribuyó con la creación de Hermes, una máquina utilizada durante la última dictadura militar, creada para escuchar las conversaciones telefónicas e identificar palabras claves que podrían darse en diálogos subversivos. En la entrevista que le hace Agustina Larrea para DiarioAr , Mattio cuenta que esta idea le surgió cuando alguien le contó sobre una militante del Partido Comunista que durante la dictadura evitaba decir ciertas palabras; por ejemplo, en vez de decir Cuba, decía la isla, porque ella creía que algunas palabras podían activar una máquina que grababa conversaciones. La máquina no existió, pero sí le dio el puntapié al autor para pensar cómo podría funcionar una maquina así y, acercándolo más al presente, entender que no está tan lejos de nuestra realidad, en donde los algoritmos y nuestra información al servicio de ellos cada vez pisan con más fuerza.
El narrador es quien intentará ordenar de alguna manera los materiales sobre los que se construye la novela. De la mano de él conocemos a Katy, una investigadora que está detrás de la historia de Hermes, pero que está muriendo y que sin ella se perdería esa parte de la memoria colectiva. Es por eso que él intenta llevar un poco de luz sobre esos materiales fragmentados de la investigación.
Dije que cuando leí sobre la mención a la isla de los muertos, me acordé de esta novela porque la investigación de Kary se entreteje con el personaje de Haruka, una hacker que debe pasar a la clandestinidad en 2036 luego de construir para una empresa una realidad virtual llamada Die Toteninsel, haciendo referencia al mismo cuadro de Böcklin, donde la gente puede volver a encontrarse con sus muertos. A partir de todos los registros que perduran de una persona en la red, la inteligencia artificial recrea al ser querido y da la posibilidad de que podamos volver a hablar a pesar de su ausencia, pero ¿es eso que vemos nuestro ser querido? ¿Y qué pasa con el hecho de no permitirnos doler a la gente que amamos? Nuestra forma de sentir y entender la muerte y cómo esto se modifica a través de la tecnología es una de las preguntas que se hace la novela. En una entrevista que dio en Marcar como leído, el programa que conducen Eugenia Zicavo y Francisco Gentile en Futurock, Mattio cita a Arthur Clarke diciendo que el problema de la ciencia ficción no es imaginar el auto, sino el embotellamiento, es decir, cuáles van a ser los problemas sociales, económicos y emocionales que podría traer ese invento.
Este rompecabezas que el narrador (y el lector) debe reconstruir tiene la dificultad de que debe ser armado con una falla: el lenguaje. Engañoso, retorcido y tormentoso, el lenguaje es la única materia con la que cuenta el narrador para darle un sentido al tejido de informes, grabaciones, anotaciones, recuerdos dudosos y preguntas sin respuestas. Hay un intento de capturar el lenguaje para poder entender; sin embargo, el lenguaje siempre se nos está escapando, y es intentando alcanzarlo donde radica su belleza.
Evidentemente las palabras no expresan, dicen; no hay expresión del dolor en la palabra dolor. Este es el límite de las palabras
No hay linealidad en la narración y por momentos se vuelve tan opaca que nos cuesta entender a dónde nos lleva, pero debajo de eso hay una certeza de que aquello que nos están contando es importante. Hay algo ahí que necesitamos leer. Poco a poco las piezas encajan y terminamos la lectura con la sensación de que acabamos de leer algo que, si bien tiene sus precedentes, sienta uno nuevo en la literatura argentina.
Piglia dice en El último lector que “el arte es una forma sintética del universo, un microcosmos que reproduce la especificidad del mundo”; lo compara con la moneda griega que es un modelo en escala de toda una economía y una civilización, y que, a su vez, es “un objeto extraviado que brilla al atardecer en la transparencia del agua”. Esa imagen condensa a Materiales para una pesadilla, una novela que nos narra la complejidad del lenguaje como artefacto y nuestro vínculo con la tecnología y la muerte, a la vez que encuentra cierta belleza como la moneda reflejada en el agua durante un atardecer.
Talleres de lectura ♥♥♥
Amores profundos: Leemos Nuestras esposas bajo el mar de Julia Armfield→ Miércoles 26/02 - Virtual
Lecturas errantes: Leemos La travesía del manglar de Maryse Condé → Sábado 15/02 en Mandolina Libros
Leemos Las manos del general de Gonzalo Fassón (¡Con presencia del autor) → (GRATIS! Sábado 1/03 en Mandolina Libros
Amores profundos: Leemos Nuestras esposas bajo el mar de Julia Armfield
Nuestras esposas bajo el mar es una novela difícil de describir porque durante toda la lectura una no termina de entender qué es realmente lo que está sucediendo. Es una historia de amor y de duelo, donde lo fantástico se cuela y el agua y sus profundidades toman el protagonismo. La historia de Miri y Leah nos deja con el corazón en la mano, a la vez que lo acaricia y lo estruja.
Si todavía tienen dudas, pueden leer ( o releer) el newsletter #8 donde hablé de la novela. Lo leen acá.
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Nos encontramos el miércoles 26 de febrero de 18.30 a 20.00 h a través de Meet 💻El valor del encuentro es de $8.500. Si quieren inscribirse, me escriben por acá o a tallerescollageliterario@gmail.com
Lecturas errantes: Nos vamos al Caribe
Este año vamos a empezar con un taller que titulé Lecturas errantes, en donde vamos a viajar por diferentes países y provincias de nuestro país para ampliar un poco nuestro mapa literario.
Nuestra primera parada es la Isla de Guadalupe de la mano de Maryse Condé, una autora guadalupense, cuya literatura está atravesada por la pregunta sobre la identidad caribeña, la diáspora africana y las complejidades de las marcas del colonialismo que siguen tan arraigadas.
En el taller vamos a leer Travesía del manglar, una novela polifónica que, a partir de la muerte de uno de los personajes, nos va llevando por la vida de los diferentes habitantes del pueblo. Sobre ella escribí el último newsletter que pueden leer acá.
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Nos encontramos el sábado 15 de marzo de 14.30 a 16.00 h en la librería Mandolina (M. Ugarte 2439, Belgrano, CABA) El valor del encuentro es de $8.500. Si quieren inscribirse, me escriben por acá o a tallerescollageliterario@gmail.com
Taller de lectura de Las manos del general (¡Con presencia del autor!)
En el encuentro vamos a analizar y debatir este policial que se construye sobre crímenes sin resolver y personajes icónicos de la historia argentina. Además, vamos a tener la posibilidad de charlar con Gonzalo Fassón, el autor, para saber cómo fue su proceso de escritura y con qué otras lecturas dialoga la novela.
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Nos encontramos el sábado 1ero de marzo de 10.30 a 12.00 h en la librería Mandolina (M. Ugarte 2439, Belgrano, CABA). El encuentro es GRATUITO, pero les pedimos que se anoten acá por una cuestión de espacio.
Si quieren saber algo más sobre los talleres, me pueden escribir. También pueden mandarme recomendaciones o comentarios sobre el newsletter ¡Bienvenidas sean las nuevas lecturas!
Gracias por leer y por bancar #Collage Literario♥♥♥
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Dani ♥