Collage Literario #14: Recuperar voces del olvido
Hablamos de Passing, una novela de Nella Larsen, una autora afroestadounidense que murió en el olvido literario.
Hace un par de semanas escribí un newsletter especial sobre la FED, en donde les conté los libros que me había comprado y dije que seguramente me iban a leer hablando sobre alguno de esos títulos. Bueno, sucedió: leí Passing de Nella Larsen, editado por Marciana. Un libro que no había visto de una autora que nunca había escuchado nombrar. Ese creo que es el gran valor de la FED: nos permite ver el catálogo entero de las editoriales y, muchas veces, terminamos encontrando joyitas que no teníamos ni en el radar.
Nella Larsen es una escritora afroestadounidense nacida en 1891 en Chicago, y solo publicó dos novelas: Quicksand (1928), que se publicó en España como Arenas movedizas, y Passing (1929), que llega a nuestro país de la mano de la editorial Marciana. Además, publicó algunos relatos sueltos en distintas revistas de su época. Nella Larsen trabajó como enfermera y luego en una biblioteca infantil en el Lower East Side, Nueva York. Sin embargo, al final de su vida volvió a trabajar como enfermera y murió en 1964, olvidada de la escena literaria.
La historia personal de Larsen se filtra en sus novelas: su padre era un trabajador negro de lo que antes eran las Antillas danesas, y su madre, una empleada doméstica blanca. Al poco tiempo de nacer, su padre las abandonó, y su madre se casó con Peter Larsen, un escandinavo con quien tuvieron una hija y de quien Nella termina tomando el apellido. A su vez, su infancia coincidió con el endurecimiento de la segregación racial en Chicago.
Su literatura está repleta de mujeres que se ven atravesadas por su condición de clase y que se preguntan sobre su identidad racial, sintiendo muchas veces que no pertenecen a ningún lado. Cuando empecé a leer Passing, me costó ingresar a la novela porque aborda debates propios de su época y, sobre todo, los aborda con la terminología y la perspectiva de su época. Sin embargo, al terminar de leer la novela, una se queda con la sensación de que no hay nada viejo en esa historia, que solo hay que actualizar un poco algunas palabras, pero que, en definitiva, la historia y las preguntas que la atraviesan siguen vigentes.
¿Podía esa mujer, de alguna manera, saber que aquí, ante sus propios ojos, en la mismísima terraza del Drayton, se sentaba una negra?
¡Absurdo! ¡Imposible! Los blanco eran muy tontos para esas cosas, aunque por lo general afirmaban ser capaces de saberlo, y por los medios más ridículos: las uñas, las palmas de las manos, la forma de las orejas, los dientes y otras tonterías del estilo.
Passing significa “hacerse pasar por blanca”, y en los años 20, cuando la discriminación y la violencia hacia la comunidad negra estaban institucionalizadas, era una practica muy común, más de lo que creemos. Nunca había escuchado el término hasta que encontré este libro.
La novela está escrita en 1929, por lo que el concepto de raza aparece una y otra vez en la boca de los personajes. Es interesante ver cómo la autora representa los discursos sociales de ese momento. Además, es inevitable preguntarse cómo habrá sido la recepción de su obra en esos años, porque en ningún momento hay condescendencia con ninguno de los personajes; todos están llenos de contradicciones y la autora permite que seamos las/os lectoras/es quienes decidamos qué pensamos sobre cada uno de ellos.
Irene Redfield, la protagonista de la novela, nació en Chicago y forma parte de la comunidad de negra. Luego de casarse con Brian, un médico neoyorquino, se muda a Nueva York en donde viven junto a sus dos hijos. Además, Irene participa de la organización del baile de la Liga de Bienestar de los Negros.
Una tarde, se encuentra en la terraza de un hotel con Clare Kendry, una amiga de su infancia que se fue del barrio siendo una niña tras la muerte de su padre, y a quien nunca volvió a ver, aunque había escuchado rumores sobre ella. Clare le cuenta que fue criada por sus tías abuelas, quienes creían que debían cumplir con “su deber de buenas cristianas” y no abandonarla, a pesar de que despreciaban la sangre negra de Clare, resultado de lo que ellas consideraban como una “indiscreción” por parte de su hermano, el abuelo de Clare.
Además, en su opinión, el trabajo duro era bueno para mí. Yo tenía sangre negra y ellas pertenecían a la generación que había escrito y leído largos artículos titulados ¿Trabajarán los negros? Para colmo, estaban convencidas de que el buen Dios no descartaba que los hijos y las hijas de Cam tuvieran que pagar con su sudor haberle tomado el pelo al viejo Noé aquella vez que tomó más de la cuenta
Clare le cuenta que está casada con John Bellew, un hombre blanco y profundamente racista que no sabe su esposa pertenece a la comunidad negra, y con quien tienen una hija, Margery. A lo largo de la novela, Irene se debate constantemente entre si debe cubrir a Clare o exponerla. Por un lado, siente que Clare traiciona a su raza y, por ese motivo, la condena; pero, por otro lado, la encumbre por la propia lealtad de raza, aquella que Clare tanto desprecia, porque sabe que las consecuencia de que el esposo de Clare descubra su secreto pueden ser terribles.
La novela está todo el tiempo preguntándose sobre cómo es ser negra en el contexto de los años 20, qué pasa con quienes se hacen pasar por blancos y qué diferencias hay entre quienes a simple vista aparentan no serlo y quienes su color de piel pone en evidencia su negritud. La forma de habitar una ciudad cambia por la violencia que esa sociedad les devuelve.
Si bien toda la novela me llevó a hacerme preguntas, hay dos escenas en particular que me parecieron trascendentales porque hablan del racismo internalizado. ¿Qué pasa cuando los discursos que nos violentan nos calan tanto que hasta nosotras mismas los reproducimos? La primera escena es cuando Clare Kendry invita a su casa a Irene y a Gertrude, una mujer negra que se casó con un hombre blanco sobre el que dice que “no le molesta” su origen negro, sabiendo que John Bellew, su esposo, llegaría en algún momento. La conversación entre estás mujeres gira alrededor de sus familias y cómo viven su identidad negra. Cuando hablan de sus hijos, tanto Gertrude como Clare están agradecidas de que sus hijos no hayan "salido oscuros” porque, según dice Gertrude, “nadie quiere un hijo oscuro”. Sin embargo, Irene responde “en un tono tranquilo que la hace sentir orgullosa: Uno de mis hijos es oscuro”.
“No, no tengo varones y no creo tenerlo. Me da miedo. Estuve a punto de morir de terror los nueve meses previos al nacimiento de Margery por temor a que pudiera ser oscura. Gracias a Dios, salió bien. Pero no voy a arriesgarme nunca más. ¡Nunca! La tensión es demasiado, demasiado infernal.”
“(…) Ellos no saben, como sabemos nosotras, que el asunto puede venir de algún antepasado y que salga oscuro sin importar el color del padre y de la madre” dice Gertrude
La otra escena es cuando Brian, el marido de Irene, habla en la cena familiar sobre un linchamiento sobre el que había leído en el diario nocturno. Uno de sus hijos interviene: “Papá, ¿por qué solo linchan a la gente de color?”, y el padre le responde “porque los odian”. Cuando el hijo repregunta por qué, Brian dice: “Porque les tienen miedo”. Ante esa conversación, Irene le llama la atención a su esposo porque cree que el hijo es muy chico para hablar de esos temas, pero Brian se enoja y le dice que deben saber a qué cosas se enfrentan: “¿De qué serviría evitar que aprendan la palabra negro y su connotación? Se enteraron, ¿o no? ¿Y cómo se enteraron? Porque alguien le dijo negro sucio a Junior”.
Creo que la novela nos incomoda porque es una pregunta abierta, y es una pregunta abierta porque, si actualizamos las formas de nombrar y pensamos esta historia en el presente, nos encontramos con que hay un racismo estructural que sigue vigente e incluso invisibilizado. Como dice Mariana Enríquez en la contratapa: “Hoy es tan relevante como hace cien años, porque aún nuestra piel define, en muchos casos limita, nuestros deseos y oportunidades.” Recuperar la voz de Nella Larsen es, de alguna manera, reparar aquello que parece irreparable.
**Un datito más: todavía no la vi, pero en 2021, Rebecca Hall dirigió la adaptación cinematográfica del libro, la cual se tradujo como Claroscuro, y que me confirma que fue un gran acierto de la editorial no traducir el título de la novela. Está en Netflix.
TALLERES DE LECTURA DE SEPTIEMBRE
💐DE AMOR Y FANTASMAS: Taller de lectura de Cumbres borrascosas
Los clásicos tienen la particularidad de que, a pesar de que muchas veces no los hemos leído, siempre encontramos sus ecos en toda la literatura que se escribió después. Vamos a leer Cumbres borrascosas, escrita por Emily Brontë en 1847. Una historia de amor, odios y fantasmas. La propuesta del taller es que leamos la novela a lo largo de tres encuentros. Vamos a conocer la historia de las Brontë, tres autoras fundamentales de la literatura inglesa. También vamos a analizar los elementos góticos que aparecen en la novela y a pensar su relación otras historias que conocemos.
*No se necesita ningún conocimiento previo para participar del taller, solo ganas de leer con otrs.
📍 El taller tiene una duración de tres encuentros: los jueves 12, 19 y 26 de septiembre de 19 a 20.30h. Los encuentros son virtuales a través de Meet, y el taller valor del taller es de $17.000. Se puede abonar en dos partes: la primera antes del comienzo del taller para reservar tu vacante y la segunda el día del primer encuentro.
💐CONVIVEN LOS ESPANTOS Y LA BELLEZA: Taller de lectura de Las malas
Dicen que esto no es real, que la vida es lo que sucede en la calle (...) Pero créanme mis amigues que conozco la calle, conozco la piel, conozco el amor, conozco a los demás y sin embargo la experimentación de la felicidad y la tristeza en la literatura y el teatro son reales. Es físicamente real (...) Aquí es fácil ser, decir, soportar e incluso destruir la belleza y el horror. Aquí es donde la angustia es extraída de nuestro pecho.
Para Camila, el teatro y la literatura fueron y siguen siendo la forma de exorcizar las heridas y volver a posar los ojos sobre la belleza, sin olvidar que esa belleza convive con el espanto. En el taller, vamos a pensar cómo la novela trabaja la maternidad y la necesidad de construir comunidad, tema que se reitera una y otra vez en la literatura LGBT. Además, vamos a pensar el lenguaje que construye Sosa Villada, en el cual la tradición oral y popular deja marcas en la escritura, haciendo que una suerte de realismo mágico apareza.
**No se necesita ningún conocimiento previo, solo ganas de leer con otrs.
📍El taller tiene una duración de tres encuentros: los viernes 13, 20 y 27 de septiembre de 18.30 a 20h. Los encuentros son en la librería Mandolina (Ugarte 2439, Belgrano, CABA) El costo es de $17mil por la totalidad del curso.
Se puede abonar en dos partes: la primera antes del comienzo del taller para reservar tu vacante y la segunda el día del primer encuentro. Abonando la totalidad del taller, pueden aprovechar las promociones de la librería ( por utilizar la pasarela bancaria abonarías un 5% más, es decir que si el descuento es del 30% terminaría siendo del 25%)
Si quieren saber algo más sobre los talleres, me pueden escribir. También pueden mandarme recomendaciones o comentarios sobre el newsletter ¡Bienvenidas sean las nuevas lecturas!
Gracias por leer #Collage Literario♥♥♥
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Dani ♥