Collage Literario#7: Lo bello y lo perturbador es solo una cuestión de perspectiva
Hoy leemos a Samanta Schweblin, una autora que nos pinta de cuerpo entero.
Me di cuenta de que siempre empiezo hablando del clima, como si necesitara contarles en qué estado estoy cuando escribo el newsletter. Incluso a veces empiezo a escribir y el clima cambia, entonces vuelvo al inicio, borro lo escrito y vuelvo a empezar. No sé muy bien por qué lo cuento, es solo una observación. Así que acá va: es domingo y volvió el frío. (Había puesto que llovía, pero ahora no llueve. ¿Ven lo que les digo?)
En los últimos días, entre el trabajo y las lecturas para los talleres, no tuve mucho tiempo para leer otros libros. Por eso, y con el riesgo de ser reiterativa, hoy vamos a hablar de Samanta Schweblin, una autora argentina que irrumpió en la literatura nacional con su primera libro de cuentos, El núcleo del disturbio (2002), y que nos cuenta historias en donde lo cotidiano se enrarece y nos perturba. Hasta acá no hay nada disruptivo; hay muchísimas escritoras y escritores que logran ese efecto cuando las/os leemos, pero la maestría de esta autora argentina, para mi, radica en que en medio de esa perturbación que nos genera, hay elementos de luminosidad, escenas que logran sintetizar la complejidad de los vínculos y descripciones que ponen en palabras la ternura en lo cotidiano. Schweblin construye una perspectiva que nos perturba, sin duda, pero también pone el foco en estos detalles donde encontramos belleza. Y eso es la vida: la belleza y el horror los encontramos siempre en todas las situaciones, solo es cuestión de perspectivas.
“Me pregunto si podría ocurrirme lo mismo que a Carla. Yo siempre pienso en el peor de los casos. Ahora mismo estoy calculando cuánto tardaría en salir corriendo del coche y llegar hasta Nina si ella corriera de pronto hasta la pileta y se tirara. Lo llamo «distancia de rescate», así llamo a esa distancia variable que me separa de mi hija y me paso la mitad del día calculándola, aunque siempre arriesgo más de lo que debería”.
Distancia de rescate
Distancia de rescate (2014) es su libro más reconocido, una nouvelle o un cuento largo en donde la autora vuelve al gran territorio argentino del que ya hablamos en el newsletter pasado: el campo. Un campo que va a ser el escenario del terror, en donde los niños comienzan a tener enfermedades y malformaciones. Y en todo ese relato perturbador, la autora construye esa definición que me parece de una belleza indiscutible, que ella lo piensa en relación a la maternidad, pero creo que puede ser extendida hacia casi cualquier contexto en donde estamos al cuidado de alguien: la distancia de rescate. Ese tiempo que calculamos constantemente que nos llevará llegar hacia quien amamos en caso de que sea necesario, esa distancia necesaria para salvar a alguien.
Durante todo el relato, una no puede dejar de leer. Necesita saber qué va a pasar, qué está pasando con los personajes. No hay ninguna pausa, ningún capítulo que te deje frenar: el texto nos invita a leerlo de una sentada, a no soltar el libro hasta no llegar al punto final. La destreza de la autora en la construcción de la tensión narrativa, de la que tanto habla la autora en sus entrevistas, es indiscutible. Al cerrar el libro, quedamos desconcertados y con la sensación de que tenemos que volver a empezar la lectura, porque en el acelere que nos generó nos perdimos detalles, hay elementos que no llegamos a percibir. Necesitamos entender cómo nos dejó con esa adrenalina final.
En 2021 hicieron la adaptación del libro, actúa la reina de Dolores Fonzi y está en Netflix. De nada.
Otro relato de la autora en donde también logra construir muy bien la tensión narrativa es “La respiración cavernaria”. No quiero contar mucho sobre la trama de este cuento porque la gracia es ir entendiendo qué está sucediendo con la protagonista a medida que una avanza con la lectura. Pero sí podemos decir que se nos presenta un personaje que está atravesando una enfermedad mental, en donde su memoria desvaría y que para ayudarse, arma listas de lo que debe hacer. La autora trabaja con uno de los miedos que personalmente más me asustan: la pérdida de la identidad a medida que perdemos nuestra memoria. ¿Qué somos si no somos nuestros recuerdos? Y en lo perturbador de esa pérdida, hay momento en donde se nos estruje el corazón cuando la ternura aparece. Pero a veces la ternura no alcanza, y eso es lo doloroso.
Les dejo el principio del cuento para que pispeen:
LA LISTA ERA PARTE DE UN PLAN: Lola sospechaba que su vida había sido demasiado larga, tan simple y liviana que ahora carecía del peso suficiente para desaparecer. Había concluido, al analizar la experiencia de algunos conocidos, que incluso en la vejez la muerte necesitaba de un golpe final. Un empujón emocional, o físico. Y ella no podía darle a su cuerpo nada de eso. Quería morirse, pero todas las mañanas, inevitablemente, volvía a despertarse. Lo que sí podía hacer, en cambio, era organizarlo todo en esa dirección, aminorar su propia vida, reducir su espacio hasta eliminarlo por completo. De eso se trataba la lista, de eso y de mantenerse focalizada en lo importante. Recurría a ella cuando se dispersaba, cuando algo la alteraba o la distraía y olvidaba qué era lo que estaba haciendo. Era una lista breve:
Clasificarlo todo.
Donar lo prescindible.
Embalar lo importante.
Concentrarse en la muerte.
Si él se entromete, ignorarlo
“La respiración cavernaria” es un cuento que demuestra cómo la autora concibe al cuento como un engranaje en donde todas las piezas deben encajar a la perfección. A medida que avanzamos con la lectura, sentimos que cada parte del relato es una pieza del rompecabezas y que al final vemos la escena final. Una vez más, Schweblin construye relatos caleidoscópicos en donde lo perturbador y la ternura coexisten, formando esas imágenes de luces y sombras que vemos. En otras palabras, la autora arma con sus palabras un retrato de nuestra propia existencia.
Hay rumores, o casi certezas, de que el año que viene va a publicar un nuevo libro de cuentos. Desde 2018, cuando publicó su última novela Ketukis, que no volvió a publicar. Así que mientras que esperamos su nuevo libro, podemos leer o releer (para quienes ya la leyeron) sus libros ya publicados.
La semana que viene empezamos con el primero de un ciclo de talleres en donde vamos a trabajar alrededor de lo raro, lo espeluznante y lo siniestro, tres conceptos que nos sirven para pensar la literatura que nos perturba. En este primer taller vamos a centrarnos en la obra de Samanta Schweblin.
El taller tiene una duración de tres encuentros semanales: los jueves 6,13, y 27 de junio. El horario es de 19 a 20.30h La modalidad es virtual, vía Google Meet.
El costo es de $14.000 por la totalidad del curso.
Además, les cuento que el viernes que viene arranca en la hermosa Mandolina Libros (Manuel Ugarte 2439, Belgrano, CABA) el taller de lectura de Los galgos, los galgos, en donde vamos a leer esta novela increíble de Sara Gallardo.
El taller tiene una duración de tres encuentros: los viernes 7,14 y 28 de junio de 18.30 a 20h. El costo es de $14.000 por la totalidad del curso.
***Pueden aprovechar las promociones que ofrece la librería para abonar el taller
Si quieren saber algo más sobre los talleres, me puede escribir. Si quieren mandarme recomendaciones o comentarios sobre el newsletter también. Bienvenidas sean las nuevas lecturas.
Gracias por leer #Collage Literario♥♥♥
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Nos volvemos a leer en 15 días.
Dani ♥
Me encanta Samantha Schweblin, todavía no he leído todos sus libros, pero los que me faltan los tengo en mi lista para de lecturas pendientes. Gracias por tu texto.
Me encanta leer el collage, siempre me emociona y me invita a bucear en mi propio interior.