Collage Literario #30: Sara Gallardo y los dioses de la escritura
Nos ponemos de pie para hablar de la mejor autora argentina: Sara Gallardo
¡Volvimos! Después de casi un mes de no leernos por acá, volvió el newsletter. Como dijo la autora de la que vamos a charlar hoy: “los dioses de la escritura me habían abandonado”. No es que sienta que me suelan acompañar particularmente, pero estas últimas semanas no podía escaparle a la página en blanco. Quizá lo que necesitaba para destrabar el bloqueo escritor era escribir sobre una de mis escritoras favoritas: Sara Gallardo Drago Mitre.
Como dice Josefina Fonseca en La mujer de humo, el árbol genealógico de Sara Gallardo se confunde con el de la Argentina: era hija del historiador Guillermo Gallardo y de Sara Drago Mitre. Por parte de padre, era nieta del naturalista, canciller y ministro Ángel Gallardo. Por parte de madre, era bisnieta del ministro Miguel Cané, autor de la novela Juvenilia, y tataranieta del presidente Bartolomé Mitre, fundador del diario La Nación, traductor de La Divina Comedia de Dante Alighieri al castellano, poeta, biógrafo de San Martín y Belgrano, y conductor militar de la guerra del Paraguay.
Su infancia está marcada por la convivencia entre la ciudad y el campo, y por la literatura. Sara sufría de un asma severo que no la dejaba dormir por las noches, y que combatía leyendo junto a sus padres. Fue así como, desde muy chica, ya empezó a leer los grandes clásicos universales, los textos greco-latinos y a tener “una gran manía de leer las cosas de la patria”. Esa biografía lectora aparece fuertemente en su literatura. Gallardo es una autora que busca narrar la Argentina desde diversas aristas, y en esa narrativa que construye podemos encontrar a los autores argentinos que la precedieron. Sin embargo, Gallardo muchas veces posa la mirada en los márgenes y va en sentido contrario a lo que están escribiendo los autores y autoras en ese momento, y allí radica la potencia de su literatura.
El primer libro que publicó fue Enero (1958), una novela que escribió a los 23 años, pero que publicó varios años después. Allí conocemos a Nefer, una adolescente, hija de un trabajador rural, que sufre un abuso y queda embarazada. La novela se construye a partir de los silencios, en cómo narrar sin decir. Gallardo habla por primera vez del aborto en la literatura argentina y pone en juego, no solo la condición de género, sino también la condición de clase de la protagonista. En esos años, en Latinoamérica se está escribiendo, sobre todo, realismo mágico y, sin embargo, Gallardo decide irrumpir en la escena literaria con una novela arraigada en el realismo, narrando una realidad muy alejada de la de la propia autora. La construcción de los personajes y la mirada sobre el campo nos habla de esa lucidez que encontramos en toda la literatura de Sara Gallardo.
Hay una anécdota que me encanta alrededor de Enero. La novela fue muy bien recibida por la critica y se difundió mucho entre miembros del Partido Comunista. En 1960, invitan a Sara Gallardo a viajar a Cuba para participar del aniversario de la Revolución Cubana junto a otros cuatro argentinos, entre ellos estaba Osvaldo Bayer. Él cuenta en un testimonio que publica Enzo Maqueira en la Revista Lea en 2004:
“A la noche estábamos invitados al despacho del Che en el Banco de la Industria. Era bastante tarde. Fuimos los cinco y estuvimos conversando más de dos horas. No fue un reportaje sino que él nos explicó cómo había que hacer la revolución en la Argentina (…) Cuando a la mañana siguiente bajé a tomar un cafecito en el bar del hotel, me encontré con Sara Gallardo y la delegada de los textiles, todas desgreñadas, llorosas. Les pregunté qué les había pasado. Sara me respondió: “Nos enamoramos del Che y nos pasamos llorando toda la noche”. La verdad es que las comprendí”.
Luego de publicar Enero, Gallardo va a publicar Pantalones azules (1963) y Los galgos, los galgos (1968), una novela de ella que amo. En un taller que di sobre esta última, alguien decía que le encantaba porque es una novela “total”, que hablaba de todos los temas: el amor, el desamor, la ambición, la soledad, la tradición literaria argentina. Además, es inevitable subrayar cada página porque la belleza con la que escribe Gallardo te deslumbra.
También va a publicar otras tres novelas: Eisejuaz (1971), novela que Piglia publicó en 2001 en la colección de Clarín “Clásicos de la Biblioteca Argentina”; El país del humo (1977), un libro que publica gracias a la insistencia de Manuel Mujica Lainez y que reúne cuentos, haikus y textos difíciles de encasillar en algún género, que giran en torno a la época de la fundación de la nación argentina. Su última novela publicada fue La rosa en el viento (1979), que transcurre en el sur de nuestro país y donde experimenta mucho más con la estructura narrativa, ya que cada parte de la novela sigue a un personaje diferente y no está narrado de forma cronológica, por lo que, como lectores, tenemos que armar el rompecabezas de la historia.
Después de publicar La rosa en el viento, Gallardo va a dejar de escribir literatura porque, cuenta su hija Paula Pico Estrada, luego de la muerte de su segundo esposo, y de la publicación de esta última novela, ella sentía que “la habían abandonado los dioses de la escritura”.
Además de escribir literatura, Gallardo trabajó para diferentes diarios y revistas escribiendo columnas y artículos de los más diversos temas: desde el funeral de Borges, a temas de actualidad como la moda y el cine, o sobre la fama de Maradona en Nápoles. Esa lucidez que aparece en su literatura se potencia en estos artículos, donde la ironía y el humor atraviesan su escritura:
Recuerden que existe el agua, váyanse al mar. Con este consejo empieza La ballena blanca. Yo obedecí.(…) Ojalá pudiera repetirles las palabras exactas, pero están en la primera página, búsquenlas. Verán que recomienda algo por el estilo de: cuando se sientan amojosaos hasta los caracuses no se suiciden, no maten a nadie, váyanse al mar. Yo obedecí. Agradezcan que no los haya matado, y agradezcan—más aún— que no me haya suicidado, pues a decir verdad no se sabe qué es peor: si dejar de vivir o dejar de leer esta página.
La cita es de “Año nuevo, agua nueva”, un artículo que publicó en Confirmado en 1971, y que recupera Lucía de Leone en Vivir de viaje, un libro precioso que reúne los artículos de la autora que giran en torno a los viajes que atravesaron la vida de la autora. Otros libros que reúnen su trabajo periodístico son Los oficios y Macaneos.
Para mí siempre es imprescindible volver a Sara Gallardo porque en cada relectura encuentro una nueva dimensión en los personajes, una frase que antes había pasado desapercibida o una nueva lectura. Gallardo logró construir una obra que nos conmueve por su belleza y que da cuenta de una autora que logró narrar la Argentina desde una perspectiva que cuestionaba y reescribía, como señala Josefina Fonseca, su propia condición de clase y de mujer.
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Dani ♥
que bueno encontrar este artículo...ya suscribí. Leí hace poco Los galgos, los galgos q ame, amo y tambien sufrí un poco....primera y cuarta parte exquisitas, segunda dolorosa y tercera plagada de mini frases en francés q me molestaron mucho...
Se que iré por más lectura de Sara Gallardo
estoy leyendo, en algunos casos releyendo, a Sara, asi que fue hermoso encontrar tu texto.
saludos Alejandro